Es emocionante una boda en un sitio diferente, aunque alguna vez visité el Tepetate no había conocido tan interesante hacienda. Un pueblo quieto, árido y con esta joya de construcción.
Veníamos un poco preocupados por que el cielo rompiera y se desatara un aguacero pero al final el clima no pudo ser mejor.
Gracias Mariana y Mauricio por esta entrañable boda, la he disfrutado en cada momento.